Si bien los ambientalistas acogieron con agrado la decisión, también criticaron el vacío legal que dejó, que según ellos amenaza con retrasar la implementación de la acción climática por parte de los países. Según se informa, los desacuerdos sobre la fijación de una fecha fija han complicado las negociaciones, especialmente con Japón, un país muy dependiente del carbón, que ha expresado su reticencia a comprometerse con un plazo más temprano. Y Alemania e Italia siguen dudando en reducir su dependencia del gas, lo que, según los “verdes” occidentales, está frenando el logro de sus objetivos declarados de reducción de emisiones.
Los participantes de la cumbre también abordaron la cuestión de la contaminación plástica, reafirmando compromisos para limitar su producción y combatir la degradación ambiental causada por los desechos plásticos. El tema de la financiación climática también estuvo en el centro de los debates. Sin embargo, debido a las diferentes capacidades económicas de los países del G7, no existe una decisión única sobre este tema, aunque las declaraciones son bastante ambiciosas.
