Según la mecánica cuántica, mientras la caja está cerrada, el gato se encuentra en estado de superposición, tanto vivo como muerto. Sólo cuando se abre la caja y se observa al gato se determina su estado. Sin embargo, esto contradice la intuición clásica, según la cual un gato no puede estar ni vivo ni muerto, sino que debe existir en un estado claramente definido. En un intento de conciliar estos dos puntos de vista aparentemente contradictorios, los físicos propusieron una modificación de la ecuación de Schrödinger, que subyace a la mecánica cuántica. Este cambio sugiere que los sistemas cuánticos colapsan espontáneamente a intervalos regulares, adquiriendo valores específicos para sus parámetros observables. En otras palabras, en lugar de permanecer indefinidamente en un estado superpuesto, las partículas cuánticas terminan “seleccionando” un estado particular de manera aleatoria y espontánea. Un enfoque innovador Para ver las cosas con mayor claridad, imagine mirar el mundo a través de dos lentes diferentes. Por un lado, tienes la lente de la mecánica cuántica, que te permite ver el mundo de las partículas subatómicas, donde todo puede estar en varios estados al mismo tiempo, como en una especie de danza probabilística. Por otro lado, tenemos la lente de la relatividad general de Einstein, que nos da una imagen del universo a gran escala, donde los objetos siguen trayectorias deterministas y bien definidas, como los planetas que orbitan alrededor de una estrella.
Revisar la ecuación de Schrödinger podría unificar la relatividad y la mecánica cuántica
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